domingo, 12 de diciembre de 2010

Batman un superhéroe sin poderes

Una obscura figura que ronda una ciudad llena de crimen y violencia, protegiendo a los débiles y desprotegidos, un superhéroe sin poderes sobrehumanos, un hombre tras una máscara... ése es Batman. Tal vez pueda parecer una figura de la cultura pop, y efectivamente lo es, sin embargo, este héroe de los comics da mucho de qué hablar más allá de su capa de murciélago.

Bruce era un niño proveniente de la acaudalada familia de los Wayne y vivía una existencia muy dichosa. Sus padres eran una pareja muy amorosa que a pesar de su riqueza, continuaban siendo humildes y generosos con la gente que menos tenía. Los Wayne gustaban de hacer las cosas como la gente común, caminando o tomando el transporte público, tratando de no ser muy ostentosos, ir de compras, al médico, al cine...

De las memorias que el joven Bruce mantendría por siempre en su cabeza sería aquella en que cayó por un agujero a la enorme cueva debajo de la mansión. Ahí conocería lo inconmensurable de la obscuridad y el gran miedo que le producía, además del símbolo de ese temor: el murciélago. A partir de ese momento, su vida había cambiado. Bruce había comenzado su iniciación de héroe, pero todavía faltaba un hecho más crucial y difícil de afrontar.

Una noche la familia Wayne decidió ir al cine. Al salir, sus padres decidieron caminar por las calles de la ciudad, pero entonces, de las sombras, salió un asaltante que en su desesperación dio fuego contra los padres del chico, que presenció el terrible asesinato. Ahí se termino de marcar la vida del pequeño Bruce, que juraría que cambiaría las cosas y que combatiría el crimen y la violencia para que lo que sucedió con sus padres no se repitiera jamás.
Y utilizó parte de su enorme fortuna y muchos años de su vida en viajar por el mundo, entrenándose física y mentalmente en diversas disciplinas que lo convertirían en un súperhombre, capaz de luchar contra el crimen de Gotham. Detective, científico, escapista y artista marcial, todo esto y más era Bruce Wayne, pero le hacía falta algo, superar su miedoa aquello que había presenciado en la cueva cuando niño, lo que había sentido durante el asesinato de sus progenitores, a la obscuridad que estaba fuera y dentro de él.

Fue entonces que decidió usar ese miedo que sentía, para vestirse con él y atemorizar a aquellos que hacían de la violencia y el crimen su modo de vida, portó el manto del murciélago. Ahí nació Batman, un emblema de la noche, de aquello que tememos mirar en la obscuridad, algo que aterrorizaría a los malvados y que estaría dentro suyo esperando por hacer justicia.

El Caballero Obscuro empezó su jornada, como un ente tenebroso pero finalmente, una fuerza del bien. Sus peores enemigos más allá de simples criminales, son personajes invadidos por la locura y la destrucción, criaturas atrapadas dentro de sus propias obsesiones que amenazan con corroer una ciudad de por sí corrupta: Hiedra Venenosa y sus mortíferas plantas, aunque no tan tóxicas como sus labios y su seducción; el Acertijo y sus indescifrables enigmas; Bane y su superfuerza; el Espantapájaros y su poder sobre los miedos más profundos; sin embargo, Batman resultó ser inmune a la persuasión, más astuto ante los acertijos, más fuerte, e incluso más poderoso que sus miedos, venciendo a cada uno de ellos.

Los oponentes de Batman no sólo buscan lograr sus cometidos al completar sus obsesiones, ni eliminar al Guardián de manera simple, sino que buscan vencerlo, ser superiores a él para después destruirlo. Entre todos sus enemigos, destacaré a tres. El primero es el Pingüino, un maestro criminal que, de entre todos los villanos, no está loco. De hecho es el único con total razón sobre sus actos, lo que lo hace extremadamente peligroso tras esa apariencia inofensiva e incluso ridícula. Su gusto por las sombrillas y su pasión por las aves no lo desconciertan para lograr sus propósitos.

Dos Caras por otro lado, es uno de los peores oponentes de Batman, no sólo por su obsesión con la dualidad, sino porque él mismo es para Batman una doble persona: un enemigo mortal por un lado y el mejor amigo de Bruce Wayne por el otro. En cada ocasión, el Caballero Obscuro busca llevar a su amigo de vuelta a la luz, ofreciéndole su ayuda, con el remordimiento permanente de saber que en parte, fue culpa suya el que Harvey Dent se transformara en Dos Caras y con la esperanza de recuperar a su mejor amigo.

El Guasón o Joker, es la cara opuesta a todo lo que representa Batman. Tras su apariencia tan pintoresca se oculta un terrible pasado y una locura mortal. Sus "bromas" y "juegos" son trampas mortales que sólo buscan la diversión de este maníaco, en él no cabe huella de la menor cordura. La peor arma del Guasón es precisamente su extrema locura, misma que sólo busca satisfacer su peculiar y amenazante sentido del humor y que no teme ni a la muerte.

Por años, Batman se enfrentó una y otra vez a cada uno de sus mortales enemigos, venciéndolos. A pesar de todos los daños y muertes que habían causado siempre prefirió seguir la justicia, no del ojo por ojo, sino la suya, donde no habría más muerte. En sus palabras, si el tomara una vida, se convertiría en aquello que había jurado combatir perdiéndose en su obscuridad.

Sus habilidades, así como su fuerza y su astucia, le han hecho un rival poderoso incluso para oponentes más fuertes y temidos por otros héroes que cuentan con poderes. Siempre un paso adelante de sus enemigos y con sus motivos ocultos, incluso para sus amigos, Batman ha enfrentado exitosamente incluso al hijo favorito de Metrópolis, Superman, cargando siempre una dotación de kryptonita "por si acaso".

El móvil del Caballero Obscuro y su modo de vida es a través del sacrificio de sí mismo en pos de las demás personas, arriesgando su vida y su integridad. En variadas ocasiones vemos a un Batman herido, fracturado e incluso ciego, salir a combatir a pesar de su estado. Todo esto para resarcir esa deuda que siente para con sus difuntos padres, para cumplir la promesa que les hizo.

Batman en sus propias palabras, siempre se ha reprochado sus fracasos y jamás ha disfrutado de sus victorias. Sus recuerdos lo atormentan pero al mismo tiempo le dan la fuerza necesaria para continuar. Cada momento que ha vivido a lo largo de sus años como Guardián ha sido como un ser solitario, a pesar de contar con aliados como Robin o Batichica, ya que ésta es su pelea, más que contra el mundo, contra sí mismo, contra su obscuridad, aquella sombra inconmensurable de donde jamás ha salido y donde desde niño, jamás ha dejado de caer.

Aunque ha mirado la luz, como cuando su padre lo salvó de aquella noche perpetua, en la cueva, de igual forma ha encontrado momentos felices cuando sus amigos lo han rescatado de caer en la locura, de darse por derrotado y dar la partida por vencida. Su fuerza no radica en habilidades más allá de los límites del hombre, sino en su propia humanidad, es por eso el mejor superhéroe, porque su superioridad radica en ser un hombre. El hombre murciélago, una parte de él es humana, su mejor parte.