Actualmente varios de ellos se consideran meros mitos o leyendas, Hércules, Perseo, Horus, Mitra, Krishna, Rama, entre una multitud más fueron nombrados Hijos del Altísimo. No fue una cuestión aleatoria, sino que fueron grandes hombres que alcanzaron un desarrollo espiritual muy alto, que redescubrieron la conexión mística que todos los seres humanos tenemos con la Divinidad y por eso mismo fueron conocidos como Hijos de Dios.
Se dice que eran hijos de vírgenes fecundadas por el poder de una deidad, lo que revela la conexión mística con su espiritualidad en un sentido metafórico, más que una cuestión literal, ya que en esencia, somos luz, hijos de una Madre y un Padre que no tuvieron unión sexual. Ellos al reconocer este hecho pudieron hacer una separación entre lo terreno y lo trascendente.
Fueron grandes almas que a lo largo de sus encarnaciones fueron evolucionando más y más hasta alcanzar un grado de perfección tal, que llegaron a un equilibrio casi perfecto entre cuerpo, mente y espíritu ó si lo prefieren, entre materia, energía y virtualidad. Tomaron consciencia de que el microcosmos (nuestro organismo) es en escala igual al macrocosmos (el universo), que todos somos ramas del mismo árbol y que todos somos un sólo Ser.
Los Hijos de Dios eran personas sumamente especiales y eran capaces de realizar prodigios enormes. Gran parte de sus enseñanzas y sus trabajos son expresados el día de hoy como luchas contra fuerzas sobrenaturales, monstruos y demonios. Sin embargo, la verdadera lucha se efectuaba dentro de cada uno de ellos, y que al vencer sus debilidades y vicios, encontraron el Cielo y la Inmortalidad.
Jesús venciendo las tentaciones del diablo, Perseo degollando a Medusa, Krishna acabando con la gran serpiente de Kansa, Quetzalcóatl venciendo a Tezcatlipoca son sólo ejemplos de metáforas del ser espiritual venciendo a las fuerzas obscuras de la materia, de lo trascendente colocándose por encima de lo perecedero.
La realización de milagros es otro razgo común que nos habla de la capacidad del ser humano de transformar las cosas si tiene la plena confianza en que las logrará. Si tuviéramos la fe del tamaño de una semilla de mostaza las montañas se moverían si se los pidiéramos, los océanos se calmarían a voluntad y todo sería posible. Estás han sido las enseñanzas de los Hijos de Dios.
Sus muertes generalmente han sido violentas, destruidos por fuerzas negativas, pero que finalmente vienen a completar un ciclo elemental de la vida. Osiris desmembrado por Seth, Adonis asesinado por Ares, Orfeo destruido por las bacantes. Son sólo una muestra de que el bien siempre estará acosado por el mal y que su camino es difícil y sinuoso.
Sin embargo, la muerte no es el final, sólo es una transición, un paso más. Para ellos ha sido la liberación hacía la Totalidad, al Infinito, al que se han sumado y de lo que se ha escrito "Y Zeus le concedió la inmortalidad y el acceso al Cielo como un dios" o en su defecto "Ascendió al Cielo y está sentado a la derecha del Padre".