Como ya se ha expuesto con anterioridad, todos los Grandes Maestros espirituales dieron un mismo mensaje con respecto a la salvación y la felicidad eterna. La pregunta fundamental es ¿cuál fue?
La respuesta no es tan complicada o difícil de entender. Jesús alguna vez dijo que “tu cuerpo es tu templo, el templo del espíritu”. Los seres humanos y los demás seres del universo no son sólo burda materia, sino que la esencia es el espíritu.
El cuerpo físico es la morada del ente espiritual que en realidad somos. Orfeo, el ungido de los griegos, hablaba de “vencer en el inframundo y salir del mundo de las sombras” esto quiere decir que debemos de abandonar la ilusión de que el mundo perceptible es real.
Desde una perspectiva científica, toda la materia se encuentra compuesta por átomos y éstos por partículas más pequeñas: protones, electrones y neutrones, que a su vez se parten en más, pero no es trascendente hablar de ello. El punto es que pensamos que estas partículas son sólidas, cuando en realidad son energía moviéndose tan rápido que dan la apariencia de solidez, cuando en realidad, todo es energía.
Los antiguos prehispánicos conocían al Todo como Ometeótl, los chinos como el Tao y los hindúes como Brahmán. Estos son algunos nombres de la Divinidad Suprema que es absolutamente todo. Y los profetas, santos y Avatares se referían a ella como una Trinidad: Espíritu, Mente y Materia.
En la física cuántica el cosmos se encuentra dividido en tres reinos o campos que corresponden con las tres clasificaciones anteriores: el mundo físico, el campo cuántico y el campo virtual.
En el primero existe el tiempo y el espacio, los seres son individuales, existe la creación y la destrucción, la vida y la muerte y también la apariencia de diferencia e individualidad.
En el segundo sólo existe la energía, los pensamientos que son energía pueden alterar a la demás energía, la creación y la destrucción son como una metáfora, no alteran nada en absoluto, tampoco la vida y la muerte. El tiempo y el espacio son flexibles y se expanden y contraen constantemente, sigue existiendo la individualidad, pero todos somos iguales, energía.
En el tercero, el campo cuántico no existe la creación ni la destrucción, ni la vida y la muerte, ni el comienzo ni el final. El tiempo y el espacio no tienen lugar. En este campo todos somos LO MISMO. ¿Y qué es lo mismo? Infinidad y Eternidad. Todo y nada a la vez. No somos ni energía. Somos todo absolutamente y nada con certeza. Es por eso que el Dios de Moisés exclamó: “Yo soy el que Soy”, porque no había manera de manifestarlo con el lenguaje humano.
Obviamente existe la jerarquía de “campos”, encontrándose el cuántico o psíquico por encima del campo físico o material, y por encima de ambos el campo virtual o mundo espiritual. Las trinidades: Padre, Hijo y Espíritu Santo; Zeus, Poseidón y Hades; Brahma, Vishnú y Shiva, Tao, Yin y Yang; Quetzalcóatl, Huitzilopochtli y Tezcatlipoca; Osiris, Isis y Horus y muchas más, hacen referencia de esto.
En el campo físico o material es en el que vivimos los humanos y demás seres, interactuamos constantemente con el campo cuántico y psíquico en cuanto a que tenemos una mente y energía a nuestro alrededor. Y en muy raras ocasiones alguno que otro puede interactuar con el campo virtual o mundo espiritual.
La lección de los Grandes Maestros sirve para liberarse del mundo físico y alcanzar el espiritual, donde no existe ni el dolor ni la muerte, donde todo es infinito y eterno. Quetzalcoatl enseñó que podíamos librarnos de la ilusión, de la misma forma que Buda, por medio de darnos cuenta de que todo el universo y cada uno de nosotros somos en realidad un mismo Ser, aunque no nos demos cuenta. Jesús dijo “Dios se encuentra dentro de vosotros y en lo que los rodea”, en pocas palabras todos somos Dios. Todos somos este mismo ser.
El universo es un cuerpo. En nuestro cuerpo diariamente parece que hay un caos y parece que cada célula es independiente una de otra, cada una con sus responsabilidades y tareas específicas. Diario dentro de nosotros hay miles de batallas de glóbulos blancos contra bacterias, virus y células cancerosas. Diariamente en nuestro cuerpo hay enfermedad y muerte, pero todo es parte de un gran todo. El orden dentro del caos. De igual manera todos los seres somos como células, pensando que somos individuales cuando en realidad somos parte de un Gran Todo.
El problema es cuando algún humano es como una célula de cáncer, buscando solamente su bien, empieza a crecer su plaga, buscando solamente su propio bien hasta que mata al ser y a si mismo. Eso pasa en la actualidad, con tanta gente ambiciosa de dinero y poder, no importando los demás seres humanos o la naturaleza.
En cambio, los seres que se den cuenta de su relación con los demás, de que forman parte de lo mismo, podrán vivir armónicamente. La ley del karma dice que si haces algo bueno algo bueno te pasará y si haces algo malo algo malo pasará contigo. Eso es porque si le haces el bien a alguien, no importando quien sea, te estarás haciendo el bien a ti mismo, ya que todos somos el mismo Ser. Por el contrario, si haces el mal a alguien es como una serpiente que se muerde la cola, envenenarte a ti mismo. Y sólo dándote cuenta de ello no tendrás conflicto con nadie puesto que son el mismo ser y es antinatural que un ser se ataque o se lastime a si mismo.
Todos tenemos el potencial de trascender, realizando buenas acciones no importando a quien y viviendo en armonía con todos los seres, con el conocimiento de que somos el mismo Ser. Entenderás a todos y lo más importante, te entenderás a ti mismo y la naturaleza de las cosas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario