Quetzalcóatl en pocas palabras

En esta ocasión, me dedicaré a resolver algunos puntos con respecto al gran avatar de nuestra tierra: Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl. Él fue el último mesías de nuestro querido México, y me refiero al último originario de aquí, no exportaciones jajaja.

Para empezar debemos adentrarnos un poco en la cultura. Quetzalcóatl fue uno de los nombres dados al Dios Supremo, fue también un título dado a los grandes maestros de mesoamérica que significa lo mismo que el griego Cristo, el hebreo Mesías, el Buda y Avatar sánscrito; además de el más alto grado de los sacerdotes.

Quetzalcóatl posee varios significados, el más común es el de Quetzal: Ave hermosa, y Coatl: Serpiente, de lo que muchos deducen serpiente emplumada, aunque una traducción más correcta sería la de Serpiente-Ave hermosa. Su simbología representa lo étereo y lo material, al espíritu y al cuerpo, el cielo y la tierra; en pocas palabras: Todo.

Esta deidad surgió con la cultura madre de México, los olmecas, que ya habían concebido a un Dios Infinito pero con diversas manifestaciones presentes. Este Dios pasó a la cultura teotihuacana y tolteca donde fue adorado como Dios Supremo. El Dios como tal, existió muchos siglos antes de la llegada del avatar.

Muchos alegan que el venerable maestro fue un vikingo perdido, sin embargo los datos históricos nos dicen otra cosa. Los nórdicos llegaron a Groelandia entre los años 980 y 985 D.C., en tanto que Ce Acatl Topiltzin nació, sí, nació en el 935, en el año de la caña (Ce Acatl). A diferencia de su salida, el nació de una virgen princesa en lo que conocemos como Tepoztlán. El niño tenía tez y cabello claros. Pero que quede claro, el no era un vikingo perdido, el era un mesoamericano. Otra cosa es que sociólogos que trabajaban para Hitler vieran en nuestro ilustre Quetzalcóatl a un alemán colonizador para acrecentar su maldito ego.

En segundo lugar, aclaro, no es mi intención dañar percepciones, pero habló en torno a los hechos, Quetzalcóatl no era Jesús. Esta bien que los dos hayan nacido de vírgenes y que hayan sido grandes maestros y con poderes más allá de nuestra comprensión, pero por Dios, no eran la misma persona. Y de nuevo vienen mis datos para sustentar lo que digo, Quetzalcóatl nació aquí, en el 935 D.C. Jesús nació en el 6 o 4 A.C en Belén (todavía por comprobarse el lugar de nacimiento). Esta bien que fuera grande, pero no iba a vivir casi un milenio para peregrinar hasta acá.

Quetzalcóatl ciertamente enseñó a los hombres las ciencias y las artes, fue rey de Tula y trajó prosperidad a su pueblo. Pero a pesar de los milagros y las enseñanzas, como siempre los humanos tenemos que regarla y entonces... lo expulsamos de la ciudad y destruimos su obra.

El pobre hombre viaja junto con siete acompañantes por mar hacía tierras mayas. Enseña y predica, hace milagros y finalmente deja a los mayas, que si lo respetaron, para viajar como asceta, sólo con su túnica humilde y su bastón.

Continúa enseñando y predicando. Se convierte en consejero del rey en la ciudad de Cholula. Con un gran prestigio ante todos, que lo consideraban como el hijo de Dios y Dios mismo. Murió y resucitó dos veces: una enterrado por 4 días; la segunda quemado en una hoguera.
Al final, se despidió de su amada gente y se retiró hacía las aguas del Omeyocan, el decimo tercer cielo, en donde se uniría con Ometeótl, el Supremo Infinito, prometiendo que volvería para salvar a la humanidad.

Esta es la historia de Quetzalcóatl, el hombre hecho Dios y el Dios hecho hombre, por lo menos en un muy breve resúmen. Lo importante es que no olvidemos nuestras raíces ni nuestra historia. Topiltzin fue nuestro Cristo y muchos hoy en día no saben que onda con él. Respeto y admiro mucho al célebre nazareno, pero ciertamente estábamos bajo otra jurisdicción, y a pesar de saber que estos dos personajes forman parte de lo mismo, me parece trascendente rescatar a Quetzalcóatl, un Dios con otro nombre, pero a final de cuentas... el mismo.